domingo, 27 de enero de 2013

Testimonio de una mujer alcohólica. II


  1. QUE ES EL ALCOHOL
El alcohol es una sustancia a la que nuestro organismo es especialmente vulnerable y sensible. Se absorbe muy rápido en cuento llega al estómago y en pocos segundos llega al cerebro donde “depolariza” las neuronas, es decir, desencadena una sensación de sedación y desinhibición además de euforia.

  1. ¿QUIÉN ES ALCOHÓLICO?
Sabemos que, como enfermos alcohólicos  no podemos beber con moderación. Nuestro patrón de bebida es incontrolado y, normalmente, compulsivo, yo consumía compulsivamente. En alguna ocasión sí podemos beber sólo una copa, pero no podemos predecir lo que tras esa copa se puede desencadenar. Las consecuencias negativas no frenarán nuestra necesidad de tomar otra copa, porque desarrollamos una dependencia física: yo ya no bebía por placer, sino por necesidad.

Hay que entender que el alcohol es moderadamente adictivo para la persona media pero fuertemente adictiva para el alcohólico. Tan sólo un trago de alcohol hace que el alcohólico recaiga y vuelva al patrón de bebida. Hay adicciones claramente autodestructivas como el alcoholismo o la drogadicción con una serie de secuelas asociadas que terminan por afectar la vida personal y social del individuo.

  1. ¿POR QUÉ YO? ¿POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS SE VUELVEN ALCOHÓLICAS?.
Es la sempiterna pregunta que nos formulamos todos los alcohólicos a lo largo de nuestra existencia, ¿por qué yo soy alcohólico?.

La pregunta nos la formulamos de manera especialmente insistente cuando  la enfermedad se encuentra en una fase muy avanzada y no encontrar respuesta nos devora.

Ciertamente existe un componente genético, es decir que los hijos o nietos de personas que han abusado del alcohol padecen mayor probabilidad de padecer ellos también tal adicción. Pero nadie de mi familia ha sido o es alcohólico y sin embargo yo lo soy.

Por supuesto que los seres humanos no somos tan solo “genética” ya que los factores ambientales (marginación social, familias desestructuradas,...) y educativos también nos condicionarán desde pequeños, si desde la infancia hemos convivido con el alcohol en la mesa aunque fuera a la hora de la comida: está socialmente aceptado.

También existe un componente altamente de predisposición psicológica (baja autoestima, pesimismo, gran sentido de la responsabilidad, …): el alcoholismo va siempre de la mano de una profunda depresión. Por eso el tratamiento de recuperación también se aborda desde la salud mental.

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