miércoles, 17 de octubre de 2012

Alcoholismo femenino y su terapéutica. I


Por su claridad extraemos del artículo "Alcoholismo femenino y su terapéutica" de la Dra. Irma Morales de Flores y el Padre Luis Alberto Valverde Obando, publicado en la "Revista de Ciencias Sociales" de la Universidad de Costa Rica, algunas secuencias:


    "El alcoholismo en la mujer se inicia, por lo general, como consecuencia de la lenta acumulación de necesidades emocionales no resueltas ni satisfechas en los campos del amor, la significación y el sentido de pertenencia, en una cultura dentro de la cual la costumbre de beber socialmente es práctica común y aceptada. Ella descubre casi de inmediato sus efectos analgésicos así como otros más que recibe con placer. Se da cuenta de que ahora se puede sentir a gusto con otros y de que ya no padece de miedo y encuentra salida a sus resentimientos contenidos y a sus hostilidades hacia aquellos cuya desaprobación teme. Libera sus inhibiciones y siente que puede expresarse, que se la conoce como persona, es más como persona muy importante.

     La suave corriente que la lleva de la bebida social al alcoholismo es tan lenta que la mujer adicta jamás se da cuenta de tal hecho. No ve, ahora utiliza el alcohol más como droga y anestésico que como bebida y más en busca de un resultado específico que con un propósito social. La mujer adicta llevará muchas máscaras durante las etapas progresivas de su enfermedad en el desesperado esfuerzo por ocultar la creciente dependencia del alcohol y los cambios físicos y de personalidad que comienzan a ocurrirle. Tratará de compensar excesivamente el hábito de beber y la conducta irregular cuando incurre en él, tratando de ser la esposa y ama de casa perfecta, la madre modelo, la mejor de las amas de casa. Reforzada por unos cuantos tragos de más durante el transcurso de la velada, luchará por ser la anfitriona alegre, ingeniosa y encantadora. La amenaza y el temor de ser descubierta, representa para ella un rechazo por los seres a los cuales ama y la lleva desesperadamente a tratar de complacer a todo el mundo.

     Conforme la mujer adicta va avanzando hacia las últimas etapas del alcoholismo pierde su individualidad y tiende a parecerse cada vez más a sus hermanas alcohólicas, pronto surgen en ella sensaciones de inquietud y aprehensión y siente que algo anda mal, pero es incapaz de identificarlo; padece fatiga, inquietud, falta de apetito, insomnio y finalmente padece de agotamiento completo y total. Pero trata aún de cumplir con sus deberes como madre y esposa, pero dada la notable diferencia entre su conducta actual y la anterior, provoca las quejas y críticas de su familia. Al hacerse más intenso su sentido de culpa y sus remordimientos y su necesidad de salvar y aliviar sus crecientes temores, ansiedades y dolores, crece también su dependencia de las cualidades anestésicas del alcohol como escape de los dolores físicos y síquicos y de los problemas de la vida cotidiana." 

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