Llegaron las fiestas de Navidad y con ellas las
celebraciones y reuniones con familiares, compañeros de empresa y amigos, en
donde las comidas, cenas, brindis, etc. suelen ser realizados con importantes
ingestas de alcohol, por lo que aumenta el riesgo de una recaída para las
personas que nos encontramos en un proceso de rehabilitación y este hecho nos
va a suponer un esfuerzo extra para mantener nuestra abstinencia.
Si usted es un bebedor social o bebedor moderado permítame recordarle
que si en ningún caso es lógico pensar que para disfrutar y pasárselo bien se haga necesario beber hasta la embriaguez, en estas fiestas navideñas lo es menos,
pues los riesgos en la conducción y el encontrarse con otro conductor ebrio son
mayores. Se pueden mantener todos los rituales navideños sin hacer uso del
alcohol, cambiando este por otro tipo de
bebida sin alcohol.
Y para todos aquellos que como yo, traspasamos el umbral de
bebedor social a bebedor alcohólico y por lo tanto no debemos tomar contacto
con nada que contenga alcohol (ni tan siquiera las bebidas sin alcohol que nos
recuerden al consumo alcohólico -cerveza, mosto, licores sin…-), recordarles si
cree que le va a resultar difícil mantenerse sin beber, la conveniencia de
limitar o incluso evitar aquellas reuniones en las que consumir bebidas que
contienen alcohol parece obligado.
Si como enfermo alcohólico estás acudiendo a algún tipo de terapia
para superar su adicción, durante estas fiestas se hace especial hincapié en
reforzar la decisión de no reincidir en su adicción, proponiendo habilidades
para saber resistir las tentaciones que en estos días se multiplican.
Salud y mis mejores deseos para los que algún día decidieron
dejar de beber y para aquellos otros que se lo están planteando, para aquellos
que tienen un familiar enfermo, para los que trabajan por la recuperación.
En definitiva: un
FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS.
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