Lo habitual en la ingestión de alcohol es que la haga en la más absoluta soledad, dentro del hogar, donde su abuso alcohólico pase desapercibido y tomando a escondidas, motivado en buena parte por sus sentimientos de culpa y vergüenza, que no le permite el beber de forma desordenada fuera de casa.
La progresión de su alcoholismo provoca la ingesta de grades cantidades de alcohol, muchas veces asociado al consumo de ansiolíticos, llegando frecuentemente a la embriaguez comatosa. Durante los primeros años seguirá su evolución dentro de la más absoluta clandestinidad hasta que es descubierta su secreta afición por su pareja y desde ese momento desarrollará una lucha interna entre la realidad y el intento de negar todo.
En la mayoría de los casos del alcoholismo femenino se da en una mujer que busca en el alcohol una forma de desinhibirse y liberarse de su situación abriendo paso a un mundo nuevo.
La convivencia de una mujer alcohólica con su pareja se hace difícil (más que cuando el enfermo es él) pues su compañero suele ser poco tolerante y comprensivo con lo que le ocurre a su pareja, por lo que provoca la ruptura. La sociedad tampoco se lo pone fácil, pues sufre el rechazo, mayor que en el alcohólico, y rápidamente es tachada como borracha, viciosa y otros adjetivos más hirientes, que hacen que se refugie aún más en la botella intentando borrar la sensación de soledad y amargura en que está sumida.
Y como la mujer es mucho más sensible a la intoxicación alcohólica, por los factores que en otra entrada hemos comentado, con menores dosis de alcohol y tiempos de intoxicación por lo tanto más cortos, presentará las mismas complicaciones de salud física y mental que los hombres, pero con mucha mayor antelación que ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario