domingo, 30 de septiembre de 2012

Fases del alcoholismo. Y IV



     En un afán de sentirse mejor, busca la compañía de personas que aún están peor que él en la enfermedad y comienza a  (35) beber con personas socialmente inferiores, drogadictos, delincuentes, indeseables... contrayendo hábitos aún peores.

     Entre sus nuevos acompañantes y la escasez de recursos inicia una nueva forma de (36) consumo de productos industriales, no aptos para beber, de gran toxicidad (a veces mortal), de menor costo y que mezclan con otras bebidas para rebajarles la potencia alcohólica. Llegado a este punto de casi no retorno, las cartas ya están echadas y jugadas, la vida se le escapa. Se aislan en pequeños guetos, despreciados por la sociedad que los insultan, la familia que reniega de ellos, sucios y desastrados, enfermos de cuerpo y alma. En fin hundidos en el fondo del pozo del alcoholismo del que tan solo un milagro les puede sacar.

     El organismo ya no le permite asimilar toda la bebida que consume y se produce una (37) disminución de la tolerancia al alcohol, por lo que ahora con muy pequeñas dosis que ingiera le lleva a la embriaguez.

     Gravemente enfermo de cuerpo y alma sufre (38) temblores indefinibles, aparecen fobias y delirios de persecución social. Desconoce el tiempo que vive, confundiendo pasado y presente y sufriendo el futuro cercano pues piensa que cada nuevo día será el último. Se maldice y odia a la sociedad. Vive días de terror y miedos acentuados por su sentimientos de culpa y remordimiento.

     Ni el alcohol que antes le servia para calmar los síntomas del síndrome de abstinencia, les sirve ahora para evitar (39) temblores persistentes pues sus nervios han perdido su capacidad de estar en reposo y más que mejorar, empeora con la ingesta de nuevas dosis etílicas.

     Se produce una (40) inhibición psico-motora donde el alcohólico no puede hacer los movimientos más elementales, pues ha perdido toda la coordinación y el control de sus nervios y músculos.

     (41) La ingestión de alcohol toma un carácter obsesivo y el enfermo no puede parar de beber y hará cualquier cosa por conseguir su dosis.

     Un gran porcentaje intenta arroparse en (42) vagos sentimientos religiosos con el propósito de encontrar un remanso de paz, pero son muy pocos los que lo logran. Otros lo intentarán en otros tipos de grupos no muy adecuados para ellos.

     El mundo se le viene abajo, (43) todo el sistema racionalista se rompe y se ve en un callejón sin salida, ni una mísera luz por la que intentar salir.

     Si logra una (44) hospitalización definitiva, allí pasará sus últimos días, solo y abandonado.

     En la última fase del enfermo alcohólico le espera la (45) perdida de la vida, si con suerte en un hospital o en un manicomio, aunque la mayoría de las veces muere en la calle por un accidente o muerte violenta, otros en la cárcel por delitos cometidos como consecuencia de su alcoholismo.

Consideraciones: Aquellas personas que piensen que tienen problemas con el alcohol o pudieran tenerlos en un futuro, o un familiar, o un amigo o simplemente un compañero por el que sintamos un gran aprecio, se les recomienda que visiten a las asociaciones que se encargan de velar por los enfermos alcohólicos y prevenir esta enfermedad, pues son atendidas por enfermos alcohólicos y familiares de enfermos alcohólicos por lo que saben y entienden de lo que se les habla desde la óptica de la adicción alcohólica. Cerca de un enfermo alcohólico existe una asociación que le ayudarán con esta enfermedad.


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