Hasta hace relativamente poco tiempo, el alcohol era considerado el remedio y solución general para cualquier mal, con capacidad para curar casi cualquier enfermedad, por lo que se consumía como medicamento. He aquí algunos ejemplos de para qué se empleaba:
- Como tonificante del organismo.
- Como estimulante del apetito.
- Como vasodilatador.
- Para combatir las afecciones gripales.
- Como agente antibacteriano.- Como sedante.
- Para facilitar el sueño.
- Como anestésico.
- Para aportar calor al organismo.
- Para la tensión menstrual.
- Como analgésico.
- Y un largísimo etc.
En cuanto la relación entre alcohol y la prevención de enfermedades cardíacas, aún hoy se sigue dando como buena desde algunos ambientes.
Desde mi visión, tanto como enfermo alcohólico, como enfermo cardíaco, he de decir que nada más lejos de la realidad. Mi experiencia de años con estas enfermedades y después de múltiples consultas médicas con especialistas de ambas disciplinas me indica que el consumo de cualquier tipo de bebida alcohólica es negativa para la salud de nuestro sistema cardio-vascular, por lo que tanto cardiólogos como demás especialistas nos recomendarán, a lo máximo, que si somos bebedores sociales, podremos tomar un vaso pequeño de vino tinto en las comidas y en el caso de las mujeres tan solo la mitad; caso de ser abstemios, la recomendación será de no iniciarse en el consumo de bebidas alcohólicas. Y por supuesto que a los bebedores compulsivos o alcohólicos, les está totalmente contraindicado el consumo de bebidas alcohólicas.
Resumiendo, las bebidas alcohólicas no aportan ninguna cualidad sanatoria y citando al dr. Gloor "No existe ninguna enfermedad cuyo curso sea mejorado por el consumo de alcohol". Yo diría que cualquier enfermedad se verá agravada y/o enmascarada con el uso de bebidas alcohólicas.