miércoles, 18 de julio de 2012

Alcohol y salud. Falsos mitos.



     Hasta hace relativamente poco tiempo, el alcohol era considerado el remedio y solución general para cualquier mal, con capacidad para curar casi cualquier enfermedad, por lo que se consumía como medicamento. He aquí algunos ejemplos de para qué se empleaba:

   -  Como tonificante del organismo.
   -  Como estimulante del apetito.
   -  Como vasodilatador.
   -  Para combatir las afecciones gripales.
   -  Como agente antibacteriano.
   -  Como sedante.
   -  Para facilitar el sueño.
   -  Como anestésico.
   -  Para aportar calor al organismo.
   -  Para la tensión menstrual.
   -  Como analgésico.
   -  Y un largísimo etc.



En cuanto la relación entre alcohol y la prevención de enfermedades cardíacas, aún hoy se sigue dando como buena desde algunos ambientes. 
     
     Desde mi visión, tanto como enfermo alcohólico, como enfermo cardíaco, he de decir que nada más lejos de la realidad. Mi experiencia de años con estas enfermedades y después de múltiples consultas médicas con especialistas de ambas disciplinas me indica que el consumo de cualquier tipo de bebida alcohólica es negativa para la salud de nuestro sistema cardio-vascular, por lo que tanto cardiólogos como demás especialistas nos recomendarán, a lo máximo, que si somos bebedores sociales, podremos tomar un vaso pequeño de vino tinto en las comidas y en el caso de las mujeres tan solo la mitad; caso de ser abstemios, la recomendación será de no iniciarse en el consumo de bebidas alcohólicas. Y por supuesto que a los bebedores compulsivos o alcohólicos, les está totalmente contraindicado el consumo de bebidas alcohólicas.

     Resumiendo, las bebidas alcohólicas no aportan ninguna cualidad sanatoria y citando al dr. Gloor "No existe ninguna enfermedad cuyo curso sea mejorado por el consumo de alcohol". Yo diría que cualquier enfermedad se verá agravada y/o enmascarada con el uso de bebidas alcohólicas.

lunes, 16 de julio de 2012

Bebida alcohólica: Tipos.


   Se considera bebida alcohólica a toda aquella cuyo contenido en alcohol etítico sea un 1% o más, por lo tanto toda aquella bebida que contenga un indice de ese uno por ciento o mayor, es considerada "bebida alcohólica"



     Dependiendo de la proporción de alcohol con relación a litro de bebida alcohólica, podemos dividir esta en tres tipos básicamente: Fermentadas, Destiladas, Licores.



   -  Bebida alcohólica fermentada: Se obtiene mediante un proceso de fermentación, realizada por levaduras que transforman el azúcar que contiene el producto base (cebada-cerveza, uva-vino)  en alcoholes, cuyo porcentaje en ningún caso superará el 12 % o los 12º. Ejemplos son: Vino, cerveza, sidra...

   -  Bebida alcohólica destilada: Se obtiene mediante la destilación, esto es, eliminando mediante calor parte del agua que contiene la bebida alcohólica fermentada, aumentando, por evaporación, la graduación alcohólica. Ejemplos son: Brandy, ron, güisqui, ginebra...

   -  Licores: Se producen mediante el proceso de añadir al alcohol destilado, otros elementos, tales como agua, azúcar, extractos aromatizantes, colorantes... Ejemplos son: Anís, crèmes, cherry...

     Últimamente se han dado a conocer bebidas alcohólicas de diseño, cuyo contenido y presentación hace pensar a los adolescentes (a quienes va dirigido), como un producto inocuo, presentando estas bebidas con un sabor agradable y un diseño juvenil, pero con un contenido alcohólico que van desde los 3º a los 20º.

     Especial interés debemos hacer en las denominadas bebidas "sin alcohol", con menos de 1º, pero cuyos componentes y presentación son iguales a los originales, con sabor idéntico. Y recalco lo de especial interés porque sabemos lo que estas bebidas son capaces de provocar en los que un día decidimos dejar de beber

     Dice D. Francisco Alonso-Fernández en su libro "Los Secretos Del Alcoholísmo":

          "La experiencia ha demostrado que las bebidas hechas populares como bebidas sin alcohol aportan a los alcohólicos en fase de abstinencia una fuerte incitación, por su sabor y su presentación, para retornar al consumo de la bebida alcohólica. El producto sin alcohol constituye muchas veces un trampolín para generar una reaída en el producto con alcohol."

martes, 10 de julio de 2012

¿Cómo iniciar el tratamiento?



     Cuando hemos decidido romper con la adicción, hemos de iniciar un proceso en el que el primer paso es hacer frente al síndrome de abstinencia, un proceso del que ya hemos hablado y en el que se trata de superar los síntomas habituales cuando dejamos una sustancia de la que dependemos física y psíquicamente (recordemos a un bebé al que se le suspende el uso del chupete y de las protestas en forma de llanto que ocasiona). Una vez superado este paso, se ha de tratar la adicción a la droga haciendo uso de fármacos y terapias psicológicas para lograr la deshabituación a la sustancia.

     Estos tratamientos, encaminados a romper con el hábito del consumo, son aspectos fundamentales de un proceso terapéutico global, que nos ha de llevar al hecho de romper de una forma continuada con el consumo de alcohol y/o otras sustancias adictivas.

     El uso de medicamentos puede ayudar a restablecer la función normal del cerebro y a prevenir las recaídas (no deseables, pero que entran dentro del proceso terapéutico) y a disminuir el deseo de consumo durante el proceso de deshabituación. Actualmente hay medicación para tratar la adicción a los opiáceos y al tabaco, y en proceso otros para los estimulantes y el cannabis, además de revulsivos para el alcohol que provocan malestar a la persona que tomando estos medicamentos, ingieren alcohol.

     Por último una vez superadas síndrome de abstinencia y deshabituación, el siguiente paso es la ayuda al paciente, mediante terapias de grupo de autoayuda, a afrontar la vida sin el alcohol o aquellas otras sustancias a las que era adicto.

     Resumiendo, las fases de este proceso de rehabilitación, consiste en:

      -   Acogida. Donde se trata de reforzar la motivación del paciente, dándole información y resolviendo las dudas que pueda albergar tanto a él como a su familia.

   -  Valoración  Se evalúan los rasgos del individuo (historia toxicológica, diagnósticos médicos, psicológico y social, carencias y necesidades...) y su entorno (recursos con los que cuenta, medio en que se mueve...)  que puedan ser relevantes para su tratamiento.

    -   Desintoxicación. Superación del síndrome de abstinencia (entre 7 y 21 días), sin riesgo para el paciente. Tratamiento fármaco-psicológico para evitar recaídas en el consumo.

    -   Deshabituación. El proceso más largo y difícil (pero también el más bonito), con el objetivo de superar la dependencia psíquica, puesto que la física después del proceso anterior desaparece, en el que se aprende a vivir sin alcohol, con un cambio de estilo de vida, afrontando las dificultades que han de venir, ayudándonos a ser mejores personas con nosotros y con los demás.