lunes, 6 de febrero de 2012

¿Se cura el alcoholismo?


     Ya hemos comentado que el alcoholismo se puede catalogar como una enfermedad crónica, y a veces en las enfermedades crónicas aparecen recaídas.


     De esta forma, también nos encontramos con alcohólicos que recaen, por lo que en este caso podemos considerar que:

     Un alcohólico está curado siempre y cuando no vuelva a beber.

     Recaer es tomar cualquier cantidad de alcohol que lleve al bebedor a tener problemas cuando se había conseguido la abstinencia.

     Para entender este aspecto nos sirve de nuevo el ejemplo de la Cartilla del Alcohólico de Lopis Paret:

     "Yo siempre pongo a los enfermos un ejemplo: el del miope. Veamos el ejemplo del miope.
     Imaginemos a un hombre que ve mal y que, a consecuencia de ello, sufre dolores de cabeza y mareos. Un día va al oculista y éste descubre que lo que tiene es miopía. Le receta unas gafas, el enfermo las empieza a usar y desde entonces ve bien y no vuelve a tener dolores de cabeza ni mareos. Pues bien, este enfermo ¿está curado o no?



     -Hombre, si ve bien y se encuentra bien, si que está curado -se me puede decir.



     Y efectivamente lo está. Pero hay un pequeño detalle que quiero subrayar: que tiene que usar gafas, que, si se las quita, vuelve a encontrarse mal. Luego, en un sentido, ni se ha curado ni se va a curar. Pero si ve bien y se encuentra bien, si se acostumbra a llevar gafas hasta el punto de que éstas no le molesten en absoluto, ¿qué más da que esté totalmente curado?.



     Lo mismo pasa con el alcohólico. El alcohólico se cura porque se repone física y mentalmente, porque se pone fuerte y come bien, porque no le duele nada, porque se lleva bien con su familia y con la sociedad, porque recupera la situación y la estima que había perdido, etc. En una palabra, el alcohólico se cura por completo de las complicaciones del alcoholismo y vuelve a ser un hombre feliz.

     Pero, por otra parte, el que ha cruzado las fronteras invisibles del alcoholismo, el que -por un camino o por otro- ha llegado a ser alcohólico, lo será durante toda su vida. En este sentido, el alcoholismo no se cura jamás. El alcohólico, como el miope, tiene que llevar siempre puestas unas gafas: en el caso del alcoholismo, tales "gafas" consisten en no beber una gota de alcohol.

     De este modo, el alcohólico será un alcohólico que no bebe (como el miope será un miope que ve bien) será un alcohólico que se acostumbrará a no beber y no echará de menos el alcohol (como el miope se acostumbra a llevar gafas y se olvida de que las lleva).

     El alcoholismo, pues, vivirá aletargado en el alcoholismo y no dará ninguna señal de vida. Pero, en el momento en que vuelva a probar una gota de alcohol, el demonio del alcoholismo despertará en su interior y (como le sucedería al miope si perdiera sus gafas) volverá a producir las mismas complicaciones que antes -los mismos temblores, los mismos celos, las mismas riñas- porque el alcoholismo propiamente dicho no se cura jamás.



     Del mismo modo, si el fumador que se ha retirado del tabaco vuelve un día a aceptar un cigarrillo, está condenado de nuevo a volver a fumar. Del mismo modo, el fumador que se retira del tabaco siempre será fumador -eso si- pero un fumador que no fuma.



     Pues bien, la misión del médico, en cuanto al alcoholismo, es convertir alcohólico que bebe en un alcohólico que no bebe."

     No todo está perdido cuando se recae, pero no nos vale aquello de que solo es una copa, total por un día, ¿quién se va a enterar?...

     Esto es lo que los mismos alcohólicos denominamos "hacerse la cama", el irte preparando para volver a consumir y sin duda el principio de una vuelta a consumos masivos de alcohol, hasta alcanzar los niveles iniciales, hasta sufrir de nuevo los mismos problemas de salud, afectivos, laborales...

     Si alguien con alguna excusa o por cualquier motivo vuelve a beber, debe comunicarlo inmediatamente a un compañero del grupo, a un familiar que sepa de su problema, a su médico o psicólogo. Solo así podríamos romper una posible cadena de consumos.

     Debemos analizar qué ha pasado, cómo me encuentro, porqué y para qué y valorar lo que se había ganado y lo que se va a perder.

     Y puesto que hay quien cree que puede controlar, recordar que no, no se puede controlar, sucede como con las norias de agua, si llenamos uno de sus cubos, aquello empieza a dar vueltas y además se precisa llenar el siguiente y así sucesivamente y cada vez se coge más velocidad.

     Si no queremos que se mueva la noria, no debemos llenar el primer cubo. Si no queremos reiniciarnos en la adicción, no debemos tomar la primera copa.

     Se dice que se puede aprender de las recaídas, es posible, pero es un aprendizaje que se paga de forma muy dolorosa, con mucho sufrimiento.

     Pero si alguien cae, debe levantarse enseguida, y si no puede sólo que pida ayuda. Por experiencia, mejor si se pide ayuda.


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