jueves, 14 de febrero de 2013

Testimonio de una mujer alcohólica. Y VIII

Una vida sin adicciones es posible.

  1. UNA VIDA SIN ALCOHOL. 
Ya llevo más de 3 años viviendo una vida sana, agradable y equilibrada sin tener que soportar el yugo del alcohol. Sobre todo supone una liberación  gratificante.

Mi trabajo diario lo abordo desde un punto de vista integral,  tomando cada realidad de la enfermedad, con esperanza, con visión de futuro, con la total reinserción en la vida y mi mundo. Tres años de abstinencia total, acudiendo a las terapias de AVAR, participando en ellas activamente.

Son muy pocas, poquísimas las personas que sospecharon o se dieron cuenta que yo tenía problemas con el alcohol porque mi obsesión por cuidar mi imagen y por brillar en mi trabajo fueron mayores a mi obsesión por beber, asunto que contribuyó a que me costara muchísimo trabajo descubrir y aceptar que era alcohólica puesto que yo sentía y transmitía que tenía mi vida bajo perfecto control.

Al cabo de los años, me convencí de que, por lo menos en mi caso, mi problema de alcoholismo surgió por mi errada actitud ante la vida pero, en la medida en que he ido entendiendo y controlando mis defectos de carácter, he logrado una existencia más armónica conmigo misma y con mi entorno, de tal manera que cada vez me resulta más fácil vivir tranquila y sin pensar en el alcohol. Viéndome cómo soy en realidad.

Parece ser que a los alcohólicos nunca se nos quitan las ganas de beber porque la enfermedad es un monstruo que siempre estará al acecho y poniéndonos trampas para seducirnos en cualquier momento de debilidad: “Creer que por dejar el trago no volverás a tener problemas es igual a creer que por ser vegetariana puedes pasearte frente a una vaca recién parida pensando que no te va a atacar”.

Por eso es que la asistencia a los grupos con AVAR es tan importante puesto que el grupo no solo nos ayuda a entender y manejar nuestra condición sino que también nos enseña a descubrir y a defendernos de las trampas que perennemente nos pone y nos pondrá la enfermedad (como por ejemplo, cómo afrontar las celebraciones navideñas o un acontecimiento social, o abordar las vacaciones estivales, que constituyen un riesgo para el alcohólico).

No puedo sino dar gracias a  AVAR, porque hoy en día viva en un paraíso porque lo cierto es que la vida es bella pero también es dura y el no beber no lo exime a uno de los problemas típicos de la existencia pero si le ayuda a encararlos desde una perspectiva más asertiva y obviamente la abstención lo libra a uno de agravar cualquier mala situación. PERO RECUPERAR LA DIGNIDAD ES UN EJE TRONCAL FUNDAMENTAL, Y DE NOSOTROS DEPENDE NUESTRA CORAZA Y FORTALEZA PARA PROTEGERNOS DEL ACOSO DEL ALCOHOL.

De todo corazón espero que mis palabras le sirvan a alguien y le agradezco a todo aquel que se haya tomado el trabajo de escucharme.
Sin adicciones + salud + vida



Por último, a todos y a todas los que me han ayudado por regalarme el pasaje para mi último tren, porque acepté el regalo, y tomé la decisión, mi gran decisión. Me subí al tren, arrancó rápidamente y cobró velocidad, y su retumbo me recuerda cada día que no puedo olvidar lo que soy. Es un tren de largo recorrido, con infinitas estaciones. Es el tren de mi vida, con lo bueno y con lo malo, es el tren de la libertad, pero también del miedo y de las dudas, pero es mi tren, el cual estoy empezando a conducir, y en este largo viaje, hoy por hoy y mañana por pasado y pasado por el otro…,  de este tren ya no me bajo. Porque hoy por hoy, he conseguido aprender a vivir sin el alcohol.




Magdalena M. R.
Socia de AVAR

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