jueves, 10 de mayo de 2012

Heroína. Riesgos y consecuencias.

     La heroína es una de las drogas más adictivas debido a que al principio sus efectos son muy placenteros, lo que propicia un consumo continuado y repetido, provocando rápidamente tolerancia, por lo que para conseguir el mismo efecto deberemos ir aumentando las dosis.

     Curiosamente, si en un principio se consume la sustancia para producir bienestar, al cabo del tiempo la heroína pierde la capacidad de proporcionar ese estado placentero por lo que el consumidor la seguirá tomando como medio de aliviar el malestar que le produce la ausencia de los efectos de la heroína. 

     Su consumo mayoritariamente se hace por vía endovenosa, esnifada y fumada.


     Sus efectos a largo plazo, cuando ya se ha desarrollado la tolerancia y dependencia provoca la aparición de enfermedades infecciosas (VIH, hepatitis), digestivas y de nutrición (estreñimiento, desajustes alimentarios), trastornos en el sistema nervioso (falta de atención, memoria, sueño), alteraciones cardiovasculares (anemia, venas colapsadas), etc. 

     Mentalmente, la vida del adicto gira en la obtención y consumo de la heroína, perdiendo todo interés por su  entorno: familia, amigos, compañeros de trabajo... e incluso por ellos mismos.

     La supresión del consumo, provoca el síndrome de abstinencia, apareciendo aproximadamente a las ocho horas tras el último consumo. Se inicia con ansiedad, intento de conseguir una dosis, sudoración, agresividad, escalofríos, temblores, dolores articulares. Este profundo malestar viene a durar entre 36 y 72 horas, aunque puede llegar hasta los 10 días.



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