A diferencia de
los medicamentos actualmente utilizados en el tratamiento del alcoholismo, cuyo
objetivo es la abstinencia completa, pues se tratan de revulsivos del alcohol,
lo que hará que sintamos un profundo malestar nada más probar el alcohol, este
nuevo medicamento, nos ofrece la posibilidad de tener más capacidad de control
sobre el consumo, pues la satisfación que el enfermo tiene al ingerir su bebida
es menor.
¿Quiere esto decir que el enfermo
alcohólico dejará de serlo?. Evidentemente no, pues lo primero para reducir el
consumo es que la persona quiera reducirlo y este nuevo fármaco le permitirá un
proceso de transición menos traumático hacia la abstinencia, y atraer a las
asociaciones de alcohólicos y demás centros de atención a personas en un
principio reticentes al abandono de esta adicción, por la dificultad que encierra.
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